Despierta
- María Camila Pulido V
- 5 feb 2024
- 2 Min. de lectura
Las cosas entre los eclipses se han puesto bastante interesantes. La magia es cada vez más evidente y las conexiones de la amplia red en la que estamos inmersos, comienzan a sentirse en los ángulos que nos conectan, las sincronicidades y como en las neuronas, los destellos guardan memorias de organismos que vamos moviéndonos en el microcosmos con nuestras tareas trascendentales. Las memorias del corazón empiezan a bostezar y a levantarse de la amnesia. Me levanto con un equipo de alentadores, una barra que me anima y me motiva a seguir por donde voy, a seguir creyendo en mí y en todo lo invisible. Llegan hadas mensajeras, que saben que estoy atenta y por eso mismo me soplan respuestas al oído y con tanto amor. Lo crudo y visceral que existe en la 3D se refleja así mismo en la luz, y lo que mis ojos han sentido es remunerado con la grandeza de lo que acontecerá. Lo siento y todos estamos esperando el detonante siempre, y llega. Muchas veces llega el milagro y a veces parece una tragedia y otras veces es lo bello de existir en esta forma.
Yo no sé si las profecías todas se cumplan o si el dharma me alcance para sanar eones de inconsciencia y dolor, pero el morado y el Sol están de mi lado y los tiempos de Plutón han descendido y las eras terminan y empiezan y tal vez no es un año transitorio, tal vez esa es la vida, una constante transmutación. Ahora que la información se descargó y está en la palma de mis manos, es la frecuencia de mi aura la que me mantendrá en el camino de un destino alineado a algo que mi mente aún no sabe comprender o explicar. Son tantas dimensiones más por descubrir, son tantos planos y formas por crear y experimentar, que expandirme es mi ancla directa a la libertad. El autocontrol y la paciencia pueden ser tan tediosas como aliadas, pueden ser tan abrumadoras como liberadoras, está en uno dirigir los pensamientos hacia la vía deseada. Tantas por andar, ¿qué hacemos yendo en círculos, en repetición? Es una cruel tortura no entender nada y no ver nada y pasar tan desapercibidos por nosotros mismos.

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