Portales
- María Camila Pulido V
- 5 feb 2024
- 2 Min. de lectura

En la banca de un aeropuerto.
Dejamos el recuerdo lindo de un instante.
Volvimos a sentirnos, yo inhalé y cerré los ojos. Estabas detrás mío pero eras otra cara. Ya no sé a quién le escribo. Un sueño enlagunado, las agallas embriagadas. No tendría consuelo si no te hubiera acariciado hasta el amanecer. Tus dedos hacían el mismo recorrido. Te disfrazaste de ojos verdes, aún me persigues, aún te encuentro. Veo la gente pasar con sus afanes, la vista se agarra tanto de este mundo y las sombras que pasan desapercibidas por el iris, las siente mi aura. No voy a reafirmar la energía que dejaste. Son dos distintos. Son dos cuerpos ajenos pero idénticos. Le escribo a los dos. Enigmas. Ojos idos, libre piel de tormentos. Dulce y salado. Logramos contenernos pero me escribes y me tienes presente, me buscas pero tú también sabes del karma. ¿A quién le escribo? A la pate de mí que eres tú. A tu recuerdo, a tu fantasma, a tu ilusión. No hay ganador o perdedor cuando el anhelo es tan mutuo. Fui intrusa en las noches, en tus sueños. ¿Me descubriste? te hice creerme inocente del encuentro. ¿Descubriste que somos dos almas que deben continuar su camino separadas? Y viniste en mi búsqueda y yo estaba al otro lado del mundo y hoy no sé si escribirte y hacer de la fantasía una realidad. ¿Será como lo soñamos? No querer quebrar la burbuja del idilio. Pero tus labios rojos me pertenecen y tu corazón salvaje galopa por mí. Yo nado mares a ver si el agua me da algo de tu recuerdo. De vez en cuando pongo esas canciones que me hacen volver a sentirte y te mando destellos de mí para que también suspires el recuerdo y me halles en montañas, en ríos y seamos ese fuego indomable.
Comments